viernes, 22 de octubre de 2010

Hebreos 8; Hebreos 9

Hebreos 8


Jesús, sumo sacerdote del santuario celestial

1Ahora bien, el punto principal de lo que se ha dicho es éste: tenemos tal sumo sacerdote, el cual se ha sentado a la diestra del trono de la Majestad en los cielos,

2como ministro del santuario y del tabernáculo verdadero, que el Señor erigió, no el hombre.

3Porque todo sumo sacerdote está constituido para presentar ofrendas y sacrificios, por lo cual es necesario que éste también tenga algo que ofrecer.

4Así que si El estuviera sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley;

5los cuales sirven a lo que es copia y sombra de las cosas celestiales, tal como Moisés fue advertido por Dios cuando estaba a punto de erigir el tabernáculo; pues, dice El: Mira, haz todas las cosas CONFORME AL MODELO QUE TE FUE MOSTRADO EN EL MONTE.


Cristo, mediador de un mejor pacto
6Pero ahora El ha obtenido un ministerio tanto mejor, por cuanto es también el mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.

7Pues si aquel primer pacto hubiera sido sin defecto, no se hubiera buscado lugar para el segundo.

8Porque reprochándolos, El dice:
MIRAD QUE VIENEN DIAS, DICE EL SEÑOR,
EN QUE ESTABLECERE UN NUEVO PACTO
CON LA CASA DE ISRAEL Y CON LA CASA DE JUDA;


9NO COMO EL PACTO QUE HICE CON SUS PADRES
EL DIA QUE LOS TOME DE LA MANO
PARA SACARLOS DE LA TIERRA DE EGIPTO;
PORQUE NO PERMANECIERON EN MI PACTO,
Y YO ME DESENTENDI DE ELLOS, DICE EL SEÑOR.


10PORQUE ESTE ES EL PACTO QUE YO HARE CON LA CASA DE ISRAEL
DESPUES DE AQUELLOS DIAS, DICE EL SEÑOR:
PONDRE MIS LEYES EN LA MENTE DE ELLOS,
Y LAS ESCRIBIRE SOBRE SUS CORAZONES.
Y YO SERE SU DIOS,
Y ELLOS SERAN MI PUEBLO.


11Y NINGUNO DE ELLOS ENSEÑARA A SU CONCIUDADANO
NI NINGUNO A SU HERMANO, DICIENDO: "CONOCE AL SEÑOR",
PORQUE TODOS ME CONOCERAN,
DESDE EL MENOR HASTA EL MAYOR DE ELLOS.


12PUES TENDRE MISERICORDIA DE SUS INIQUIDADES,
Y NUNCA MAS ME ACORDARE DE SUS PECADOS.

13Cuando El dijo: Un nuevo pacto , hizo anticuado al primero; y lo que se hace anticuado y envejece, está próximo a desaparecer.



Hebreos 9


El santuario terrenal


1Ahora bien, aun el primer pacto tenía ordenanzas de culto y el santuario terrenal.

2Porque había un tabernáculo preparado en la parte anterior, en el cual estaban el candelabro, la mesa y los panes consagrados; éste se llama el Lugar Santo.

3Y detrás del segundo velo había un tabernáculo llamado el Lugar Santísimo,

4el cual tenía el altar de oro del incienso y el arca del pacto cubierta toda de oro, en la cual había una urna de oro que contenía el maná y la vara de Aarón que retoñó y las tablas del pacto;

5y sobre ella estaban los querubines de gloria que daban sombra al propiciatorio; pero de estas cosas no se puede hablar ahora en detalle.

6Así preparadas estas cosas, los sacerdotes entran continuamente al primer tabernáculo para oficiar en el culto;

7pero en el segundo, sólo entra el sumo sacerdote una vez al año, no sin llevar sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados del pueblo cometidos en ignorancia.

8Queriendo el Espíritu Santo dar a entender esto: que el camino al Lugar Santísimo aún no había sido revelado en tanto que el primer tabernáculo permaneciera en pie;

9lo cual es un símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto en su conciencia al que practica ese culto,

10puesto que tienen que ver sólo con comidas y bebidas, y diversas abluciones y ordenanzas para el cuerpo, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas .


La sangre del nuevo pacto
11Pero cuando Cristo apareció como sumo sacerdote de los bienes futuros, a través de un mayor y más perfecto tabernáculo, no hecho con manos, es decir, no de esta creación,

12y no por medio de la sangre de machos cabríos y de becerros, sino por medio de su propia sangre, entró al Lugar Santísimo una vez para siempre, habiendo obtenido redención eterna.

13Porque si la sangre de los machos cabríos y de los toros, y la ceniza de la becerra rociada sobre los que se han contaminado, santifican para la purificación de la carne,

14¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual por el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, purificará vuestra conciencia de obras muertas para servir al Dios vivo?

15Y por eso El es el mediador de un nuevo pacto, a fin de que habiendo tenido lugar una muerte para la redención de las transgresiones que se cometieron bajo el primer pacto, los que han sido llamados reciban la promesa de la herencia eterna.

16Porque donde hay un testamento, necesario es que ocurra la muerte del testador.

17Pues un testamento es válido sólo en caso de muerte, puesto que no se pone en vigor mientras vive el testador.

18Por tanto, ni aun el primer pacto se inauguró sin sangre.

19Porque cuando Moisés terminó de promulgar todos los mandamientos a todo el pueblo, conforme a la ley, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos, con agua, lana escarlata e hisopo, y roció el libro mismo y a todo el pueblo,

20diciendo: ESTA ES LA SANGRE DEL PACTO QUE DIOS OS ORDENO.

21Y de la misma manera roció con sangre tanto el tabernáculo como todos los utensilios del ministerio.

22Y según la ley, casi todo es purificado con sangre, y sin derramamiento de sangre no hay perdón.


El sacrificio definitivo
23Por tanto, fue necesario que las representaciones de las cosas en los cielos fueran purificadas de esta manera, pero las cosas celestiales mismas, con mejores sacrificios que éstos.

24Porque Cristo no entró en un lugar santo hecho por manos, una representación del verdadero, sino en el cielo mismo, para presentarse ahora en la presencia de Dios por nosotros,

25y no para ofrecerse a sí mismo muchas veces, como el sumo sacerdote entra al Lugar Santísimo cada año con sangre ajena.

26De otra manera le hubiera sido necesario sufrir muchas veces desde la fundación del mundo; pero ahora, una sola vez en la consumación de los siglos, se ha manifestado para destruir el pecado por el sacrificio de sí mismo.

27Y así como está decretado que los hombres mueran una sola vez, y después de esto, el juicio,

28así también Cristo, habiendo sido ofrecido una vez para llevar los pecados de muchos, aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvación de los que ansiosamente le esperan.

lunes, 18 de octubre de 2010

Hebreos 6; Hebreos 7

Hebreos 6

1Por tanto, dejando las enseñanzas elementales acerca de Cristo, avancemos hacia la madurez, no echando otra vez el fundamento del arrepentimiento de obras muertas y de la fe hacia Dios,

2de la enseñanza sobre lavamientos, de la imposición de manos, de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.

3Y esto haremos, si Dios lo permite.

4Porque en el caso de los que fueron una vez iluminados, que probaron del don celestial y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo,

5que gustaron la buena palabra de Dios y los poderes del siglo venidero,

6pero después cayeron, es imposible renovarlos otra vez para arrepentimiento, puesto que de nuevo crucifican para sí mismos al Hijo de Dios y lo exponen a la ignominia pública.

7Porque la tierra que bebe la lluvia que con frecuencia cae sobre ella y produce vegetación útil a aquellos a causa de los cuales es cultivada, recibe bendición de Dios;

8pero si produce espinos y abrojos no vale nada, está próxima a ser maldecida, y termina por ser quemada.


Esperanza de cosas mejores
9Pero en cuanto a vosotros, amados, aunque hablemos de esta manera, estamos persuadidos de las cosas que son mejores y que pertenecen a la salvación.

10Porque Dios no es injusto como para olvidarse de vuestra obra y del amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido, y sirviendo aún, a los santos.

11Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para alcanzar la plena seguridad de la esperanza,

12a fin de que no seáis indolentes, sino imitadores de los que mediante la fe y la paciencia heredan las promesas.


La promesa de Dios es segura
13Pues cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por uno mayor, juró por sí mismo,

14diciendo: CIERTAMENTE TE BENDECIRE Y CIERTAMENTE TE MULTIPLICARE.

15Y así, habiendo esperado con paciencia, obtuvo la promesa.

16Porque los hombres juran por uno mayor que ellos mismos , y para ellos un juramento dado como confirmación es el fin de toda discusión.

17De la misma manera Dios, deseando mostrar más plenamente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su propósito, interpuso un juramento,

18a fin de que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, seamos grandemente animados los que hemos huido para refugiarnos, echando mano de la esperanza puesta delante de nosotros,

19la cual tenemos como ancla del alma, una esperanza segura y firme, y que penetra hasta detrás del velo,

20donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho, según el orden de Melquisedec, sumo sacerdote para siempre.



Hebreos 7


El sacerdocio de Melquisedec


1Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, el cual se encontró con Abraham cuando éste regresaba de la matanza de los reyes, y lo bendijo,

2y a quien Abraham le entregó el diezmo de todos los despojos, cuyo nombre significa primeramente rey de justicia, y luego también rey de Salem, esto es, rey de paz,

3sin padre, sin madre, sin genealogía, no teniendo principio de días ni fin de vida, siendo hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote a perpetuidad.


Grandeza de Melquisedec
4Considerad, pues, la grandeza de este hombre a quien Abraham, el patriarca, dio el diezmo de lo mejor del botín.

5Y en verdad los de los hijos de Leví que reciben el oficio de sacerdote, tienen mandamiento en la ley de recoger el diezmo del pueblo, es decir, de sus hermanos, aunque éstos son descendientes de Abraham.

6Pero aquel cuya genealogía no viene de ellos, recibió el diezmo de Abraham y bendijo al que tenía las promesas.

7Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor.

8Aquí, ciertamente hombres mortales reciben el diezmo, pero allí, los recibe uno de quien se da testimonio de que vive.

9Y, por decirlo así, por medio de Abraham aun Leví, que recibía diezmos, pagaba diezmos,

10porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro.


Cristo, sacerdote para siempre
11Ahora bien, si la perfección era por medio del sacerdocio levítico (pues sobre esa base recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad había de que se levantara otro sacerdote según el orden de Melquisedec, y no designado según el orden de Aarón?

12Porque cuando se cambia el sacerdocio, necesariamente ocurre también un cambio de la ley.

13Pues aquel de quien se dicen estas cosas, pertenece a otra tribu, de la cual nadie ha servido en el altar.

14Porque es evidente que nuestro Señor descendió de Judá, una tribu de la cual Moisés no dijo nada tocante a sacerdotes.

15Y esto es aún más evidente, si a semejanza de Melquisedec se levanta otro sacerdote,

16que ha llegado a serlo, no sobre la base de una ley de requisitos físicos, sino según el poder de una vida indestructible.

17Pues de El se da testimonio:
TU ERES SACERDOTE PARA SIEMPRE
SEGUN EL ORDEN DE MELQUISEDEC.

18Porque ciertamente, queda anulado el mandamiento anterior por ser débil e inútil

19(pues la ley nada hizo perfecto), y se introduce una mejor esperanza, mediante la cual nos acercamos a Dios.

20Y por cuanto no fue sin juramento,

21pues en verdad ellos llegaron a ser sacerdotes sin juramento, pero El por un juramento del que le dijo:
EL SEÑOR HA JURADO
Y NO CAMBIARA:
"TU ERES SACERDOTE PARA SIEMPRE",

22por eso, Jesús ha venido a ser fiador de un mejor pacto.

23Los sacerdotes anteriores eran más numerosos porque la muerte les impedía continuar,

24pero El conserva su sacerdocio inmutable puesto que permanece para siempre.

25Por lo cual El también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de El se acercan a Dios, puesto que vive perpetuamente para interceder por ellos.

26Porque convenía que tuviéramos tal sumo sacerdote: santo, inocente, inmaculado, apartado de los pecadores y exaltado más allá de los cielos,

27que no necesita, como aquellos sumos sacerdotes, ofrecer sacrificios diariamente, primero por sus propios pecados y después por los pecados del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, cuando se ofreció a sí mismo.

28Porque la ley designa como sumos sacerdotes a hombres débiles, pero la palabra del juramento, que vino después de la ley, designa al Hijo, hecho perfecto para siempre.

domingo, 7 de febrero de 2010